viernes, 22 de febrero de 2008

A QUÉ SABE LA LUNA





¿A qué sabe la luna?


Michael GrejniecIlustraciones del autorTraducción de Carmen BarreiroKalandraka, 2000



Este álbum, publicado por primera vez hace más de siete años en Alemania, presenta una estructura de cuento tradicional, repetitiva pero sugerente.
El cuento comienza como una leyenda: "Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna". Y a partir de aquí, convencidos de que vamos a presenciar lo que hacen para remediar tal curiosidad, pasan ante nosotros diversos animales, a los que de otro modo no veríamos juntos, puestos uno encima del otro: primero una tortuga, recordando lo que algunos mitos antiguos describían, que la tierra estaba sujeta por dicho animal; más tarde un elefante, luego una kirafa, a la que de nada le vale su largo cuello, una cebra, un león (quizás, concentrado como está en su tarea, no de se da cuenta de que se encuentra sobre un montón de comida), pero ninguno de ellos llega a alcanzar la luna, que por su parte, se burla de los animales alejándose un poco cada vez.
Cuando creían que nunca llegarían a probar el sabor de la luna, el ratón se subió por encima de todos los animales y logró arrebatar un pedazo del astro, que fueron saboreando uno tras otro los pilares de esa gigantesca columna. El final, la moraleja si se quiere, supone un bonito broche para esta fábula poética. No lo vamos a desvelar aquí, así que tendréis que ver por vosotros mismos qué ocurre después.
Las ilustraciones, elaboradas sobre papel-couché, son limpias y sencillas, con muchos espacios vacíos y un permamente fondo negro con una luna burlona, con cara de pan, que contempla entretenida a unos seres que, empecinados, el arrebatarán un pedazo de esa sonrisa.

--Escrito por Pablo Cruz

El 24 de enero de 2008 y tras recibir una invitación de Adrián ( 4 años) fuimos invitados a compartir este cuento en la clase de Infantil de 4 años ( Rosana) .

- "Gracias por el retrato que me hiciste Adrián, auqnue sea en blanco y negro me encantó".

A veces no tenemos mucho tiempo para expresar nuestros deseos como nos gustaría, pero siempre se ven la sintenciones en los gestos que tenemos.



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