viernes, 18 de abril de 2008

RECOMENDAMOS. A LOS MAYORES...


LAS PEQUEÑAS MEMORIAS
AUTOR: José Saramago.
EDITORIAL: Alfaguara.

ENTREVISTA AL AUTOR

Pregunta. ¿Qué se siente al acabar un libro?


Respuesta. Emoción. A veces, lágrimas. Ocurrió con Ensayo sobre la ceguera, con Intermitencias de la muerte. Cuando acabas, te despides, entra una especie de vacío, ¿y ahora qué? Siempre.


P. ¿Pasó con éste?


R. Pasó. Es un libro de memorias de cuando era pequeño; se iba a llamar El libro de las tentaciones, pero me pareció pretencioso, así que le puse este título, que es idéntico a su propósito: Las pequeñas memorias. Me quedé siempre muy atado al niño que fui, y ahora me ha sorprendido la cantidad de recuerdos que tenía de aquella época. El libro me ha hecho sufrir un poco. Al final también hubo alivio.


P. ¿Sufrió escribiéndolo?


R. Porque algunas cosas que cuento son dolorosas. Recuerdos familiares que no son agradables, que me tocaron negativamente; podía haberlos omitido, pero no podía dar una visión idílica de tiempos que de idílicos no tenían nada. Eso me ha producido dolor. Y a veces me he bloqueado. Sólo me había sucedido con Manual de pintura y caligrafía.


P. Dolor en la niñez.


R. Cosas que un niño no debía haber visto. Cuando lo leas sabrás de qué estoy hablando.P. Ochenta y tres años. ¿Qué le ha hecho volver a una edad tan remota?


R. Es una idea que ya llevaba más de veinte años en mi cabeza. Ahora o jamás. Son 150 páginas. No es literatura sobre lo que he vivido, sino lo que he vivido. Si hubiera literaturizado la vida hubieran salido 500 páginas.


P. ¿Qué efecto sentimental produce una confesión así?


R. Un adulto escribe memorias de adulto, acaso para decir: "Miren qué importante soy". He hecho memorias de niño, y me he sentido niño haciéndolas; quería que los lectores supieran de dónde salió el hombre que soy. Así que me centré en unos años, de los 4 a los 15.


P. ¿Y de dónde viene?


R. El libro tiene un epígrafe, que viene de un libro que me inventé, Libro de los consejos: "Déjate llevar por el niño que has sido". Si no hubiera vivido aquella infancia no sería exactamente éste que soy. Algunos puntos significativos de mi forma de ser son las de aquel niño.


P. ¿Rejuvenece escribir memorias?


R. Puede que sí. Lo que es cierto es que lo he escrito como si estuviera viviendo en aquel momento.




"Las pequeñas memorias". El escritor José Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922) dice que esta autobiografía de su infancia le servirá para conocerse mejor. «Me interesa conocer mi relación con ese niño que fui. Ese niño está en mí, siempre ha estado y siempre lo estará. En muchas ocasiones, es muy bueno dejarse llevar por el niño que hemos sido y nunca olvidarnos de su existencia», dice el Nobel.Es una idea que tenía en la cabeza desde hace 15 años, «pero no ha sido hasta ahora cuando me he decidido a abordar esta autobiografía, que será muy diferente de lo que la gente espera en este género», añade.«"Las pequeñas memorias" es una obra en la que trato de recuperar al niño que he sido y representa un homenaje a mis abuelos maternos», dijo el Nobel, que reconoce que, aunque vivía en la pobreza total, fue un niño muy feliz. Fueron tiempos difíciles, pero a los ojos de un niño parecían «un paraíso».Saramago recuerda su infancia con cariño y dice que a veces es sorprendente lo que se puede recordar, «las circunstancias, los olores y hasta los sabores», aún cuando se piensa que la memoria no guarda nada de los primeros años de nuestras vidas. La autobiografía relatará sus recuerdos hasta los 14 años de edad. «Aunque la gente piensa que los primeros años, la edad de la inocencia es para olvidar, no es para olvidar», añade.


Cuando le preguntaron si teme a la muerte, el escritor contestó: «No vale la pena temerla. Cuando hay dudas sobre si algo ocurrirá o no, sí que se puede entender el tener miedo, pero la muerte nos va a llegar a todos y puede ser en cualquier momento, por lo que hay que vivir. Yo he tenido la suerte de una vida larga y con trabajo. No tiene lógica llorar por la leche derramada... Lo peor de la muerte es que pasas a no estar donde estabas antes. Yo ahora estoy en mi casa, con mi mujer Pilar [en la foto], mi jardín, mis perros, mi biblioteca, y sé que un día no estaré ahí. Y pensar eso sí que duele.»Saramago fue premiado con el Nobel de Literatura en 1998.








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